Grandes represas: falsas aliadas para enfrentar el cambio climático
Escriben Florencia Ortúzar y Víctor Quintanilla / Miembros de AIDA (@AIDAespanol)
Por años, las grandes represas han sido la primera opción para satisfacer las necesidades energéticas en la mayoría de América Latina. Estas enormes obras de infraestructura, que en algún momento maravillaron a la humanidad como logros de la ingeniería moderna, se han mantenido como la mejor alternativa. Sin embargo, la experiencia y la evidencia científica las descarta como solución eficiente y adecuada a nuestros tiempos, ya que incluso pueden tener graves impactos climáticos. Por ello es tiempo de aplicar las lecciones del pasado y ejecutar soluciones adecuadas a nuestro tiempo.
Según diversos estudios, las grandes represas no significan energía limpia ni son climáticamente amigables porque:
* Agravan el cambio climático y dificultan la adaptación al mismo.
* Implican sobrecostos, demoras y pérdidas económicas mayores que los beneficios que reportan[1].
* Tardan tanto en ser operativas, que resultan ineficientes para atender crisis energéticas urgentes[2].
* Causan graves e irreparables daños ambientales[3].
* Los daños ambientales que provocan pueden generar a su vez violaciones de derechos humanos[4] y mayor empobrecimiento de comunidades[5].
Estos argumentos fueron planteados una vez más ante gobiernos, organismos internacionales y entidades financieras, por 57 organizaciones y coaliciones de América Latina, en una carta enviada con ocasión de la Cumbre Climática celebrada el 23 de septiembre pasado[6]. La carta solicita a autoridades incorporar la evidencia científica en las decisiones energéticas, aprender de los errores del pasado y reorientar esfuerzos hacia alternativas que sean de verdadera ayuda en la lucha contra el cambio climático y no hacia aquellas que, como las grandes represas, agraven la situación.
El mito de las grandes represas como panacea a la necesidad de energía aún goza de gran popularidad. Según el Informe de la Comisión Mundial de Represas (CMR)[7], al año 2000 ya se habían construido más de 45 mil represas, interrumpiendo más del 60% de los ríos existentes en el planeta[8] (sumadas a los cientos de represas construidas en los siguientes catorce años). La primera vez que se utilizaron represas para generación hidroeléctrica fue alrededor de 1890. Para 1900 ya se habían construido varios centenares de ellas en el mundo, tendencia que alcanzó su pico en los años 70, cuando se inauguraban en promedio de dos o tres grandes represas cada día en alguna parte del mundo[9]. Hoy, solo en América Latina existen 973 represas en operación de todos los tamaños, y aproximadamente 1,603 más están en proceso de construcción o planeación. De estas, 254 se concentran en la cuenca amazónica[10].
Las grandes represas, en especial en zonas tropicales, agravan el cambio climático al generar emisiones de CO2por la destrucción de amplias extensiones de suelos vegetales, y por el CO2 que estas zonas dejan de absorber. Los ríos también prestan ese importante servicio ecosistémico, pero dejan de hacerlo cuando su caudal es represado.
Además, al inundar grandes cantidades de material orgánico en zonas de alta biodiversidad como las del trópico, las grandes represas generan metano, gas de efecto invernadero de 20 a 40 veces más potente que el CO2[11].Los estudios científicos han estimado que las emisiones de metano provenientes de las grandes represas corresponden a un cuarto de las emisiones antropogénicas de este gas, equivalente al 4% de los gases de efecto invernadero (GEI) globales[12] (igual que lo producido por la aviación)[13]. Los embalses construidos en zonas tropicales, donde la capa vegetal inundada es más espesa, generan una cantidad tan alta de metano que pueden ser comparados con las plantas más contaminantes de combustibles fósiles[14]. A pesar de ello, las emisiones de metano proveniente de grandes represas tropicales por lo general no se toman en cuenta en registros de emisiones nacionales.
Por otro lado, las represas no son flexibles ante los cambios del clima. Al contrario, se tornan ineficientes frente a sequías e inseguras en caso de inundaciones, aumentando el riesgo de desastres[15].
Las grandes represas tampoco son de ayuda en la adaptación de las comunidades al cambio climático. Por un lado agravan una de sus consecuencias más críticas para los seres humanos, la disminución en la disponibilidad de agua. En general, la interrupción del ciclo natural del recurso hídrico pone en jaque todo el sistema de agua al servicio de las comunidades. Además, las represas destruyen bosques y humedales, inundan tierras productivas y arruinan pesquerías, lo que afecta gravemente la posibilidad de adaptación de las poblaciones.
El que muchos países dependan en gran medida de la hidroelectricidad (en especial los más pobres), crea en ellos una vulnerabilidad significativa frente al cambio climático, ya que su seguridad energética queda supeditada al funcionamiento de las represas, que a su vez, depende de los ciclos hídricos que con el cambio climático se desestabilizan.
La energía hidroeléctrica generada por las represas es considerada “no contaminante”. Muchos operadores de represas pregonan que estas nos libran de emisiones, si comparamos con las que producirían termoeléctricas u otras fuentes de energía, lo que no necesariamente es así, según se explicó. Muchas represas incluso han recibido apoyo del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), instrumento del Protocolo de Kioto para promover proyectos que reduzcan emisiones. El ignorar las emisiones de gases efecto invernadero y otros impactos de las grandes represas aquí mencionados, implica que el MDL apoya proyectos que a la larga podrían estar causando más impactos que beneficios al cambio climático.
Toda esta evidencia obliga a cambiar de rumbo. Existen hoy muchas alternativas, a las grandes represas, que son en realidad energía limpia, eficiente, más barata y accesible. Las más adecuadas para combatir el cambio climático son las más diversificadas y descentralizadas. Por ejemplo proyectos pequeños que se adaptan al clima cambiante y que pueden ser implementados más cerca de los lugares donde se necesitan; ahorrando pérdidas de energía, evitando líneas de transmisión y favoreciendo a la gente que vive en áreas rurales.
La carta de las organizaciones y coaliciones de la región concluye exigiendo que gobiernos, organismos internacionales y entidades financieras dejen de considerar a las grandes represas como fuentes de energía limpia y climáticamente amigable. Estos actores también piden que en la planeación de nuevas represas se tome en cuenta, entre otras cosas, la evidencia científica sobre la emisión de gases de efecto invernadero y la valoración integral de los impactos socioambientales. Solicitan finalmente la adopción de procesos de decisión participativos y transparentes que consideren todas las alternativas energéticas existentes.
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[1] Un reciente estudio de la Universidad de Oxford publicado en marzo de este año, donde se analizan los verdaderos costos de la hidroelectricidad, concluyó que “incluso sin contabilizar los impactos negativos en la sociedad humana y el ambiente, los costos reales de las grandes represas son demasiado altos para brindar un retorno [de inversión] positivo”. Ansar, A., et al. Should We Build More Large Dams? The Actual Costs of Hydropower Megaproject Development (2014). http://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=2406852. Similares conclusiones había alcanzado, catorce años atrás, la CMR.
[2] Ibid
[3] AIDA. Grandes Represas en América: ¿Peor el remedio que la enfermedad?
http://www.aida-americas.org/sites/default/files/InformeAIDA_GrandesRepreseas_BajaRes_1.pdf
[4] Ibid. Además, según la CMR, entre 40 y 80 millones de personas han sido desplazadas por grandes represas, lo que equivale aproximadamente a una de cada cien personas vivas hoy en día. Las comunidades indígenas, tribales y campesinas han sufrido de manera desproporcionada.
[5] Thayer Scudder, Instituto de Tecnología de California, promovió la construcción de represas durante 58 años, considerándolas una opción para el alivio de la pobreza. A sus 84 años cambió de opinión públicamente, declarando que las grandes represas no valen lo que cuestan y que muchas de las que están en construcción tendrán consecuencias desastrosas. New York Times. http://www.nytimes.com/2014/08/24/opinion/sunday/large-dams-just-arent-worth-the-cost.html?emc=eta1&_r=3 (inglés).
[6]http://www.aida-americas.org/sites/default/files/CARTA%20A%20CUMBRE%20CLIMATICA%20ACERCA%20DE%20REPRESAS.pdf
[7] La CMR fue establecida por el Banco Mundial y la Unión Mundial para la Naturaleza en mayo de 1998, en respuesta a la creciente oposición mundial a las grandes represas. Su mandato fue el de revisar la eficacia de las grandes represas y desarrollar lineamientos y normas internacionalmente aceptables para la planificación y desarrollo de las mismas. La Comisión fue integrada por doce representantes de un amplio espectro de intereses relacionados con las grandes represas, incluyendo gobiernos y ONG, operadores de represas y movimientos populares de base, corporaciones y académicos, entre otros. La investigación que se llevó a cabo, que resultó en el Informe de la CMR, fue la primera revisión mundial e independiente de grandes represas y se hizo mediante un proceso transparente y participativo.
[8] Informe de la Comisión Mundial de Represas. http://www.internationalrivers.org/files/attached-files/wcd_espanol.pdf
[9] Ibid.
[10]International Rivers. State of the World’s Rivers. http://www.internationalrivers.org/worldsrivers/
[11] Climate and Clear Air Coalition. Short-Lived Climate Pollutants. (2011).
http://www.unep.org/ccac/ShortLivedClimatePollutants/tabid/101650/Default.aspx.
[12] International Rivers. El Clima Equivocado para Represas Grandes, destruir los ríos sólo empeorará la crisis climática. (2013). http://www.internationalrivers.org/files/attached-files/intlrivers_wrongclimate_esp.pdf
[13] International Rivers. Diez cosas que usted debe saber sobre las Represas. (2014). http://www.internationalrivers.org/es/resources/diez-cosas-que-usted-debe-saber-sobre-las-represas-8326
[14] International Rivers. Represas sucias. Las represas y las emisiones de gases de efecto invernadero. http://www.patagoniasinrepresas.cl/final/dinamicos/RepresasSuciasRevisada.pdf
[15]Ha habido múltiples casos de desastres de derrumbes de represas causados por inundaciones, tales como la represa de Ukai en India; Yaciretá en Argentina; Baixo Iguazú en Brasil; San Francisco y South Fork en Estados Unidos, Malpasset en Francia, entre otros.
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SPDA Actualidad Ambiental es un servicio periodístico de la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA).
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